Las trabajadoras sexuales sufren una inhumanidad lastimosa. Están expuestas a enfermedades de transmisión citas gratis , la violencia y el maltrato. El racismo, la discriminación de género y la explotación laboral son demasiado comunes. Muchas carecen de seguridad social, alojamiento adecuado y formas adecuadas de ser remuneradas por sus contribuciones al bienestar de sus comunidades. Muchos estados no hacen nada para protegerlos y subvencionarlos. Nosotros exigimos que los gobiernos se comprometan con la igualdad y respeten los derechos humanos de todos los seres humanos, sin exclusión alguna. Comprométanse con la protección de los trabajadores sexuales, prevengan el maltrato, la discriminación y la explotación y promuevan el reconocimiento y respeto de esta comunidad vulnerable. También proponemos una fuerte reglamentación laboral, legalización de la prostitución, leyes penales tributarias justas y campañas de educación social y sanitaria para luchar contra la estigmatización de las trabajadoras sexuales. Esto ayudará a prevenir el maltrato y reducirá el número de trabajadores sexuales que se ven obligados a trabajar en condiciones de explotación. Realicemos un esfuerzo para tener una mayor comprensión y visibilidad de los trabajadores sexuales. Esto significa eliminar el estigma y la discriminación, abrazar el trabajo sexual como una forma de trabajo y comprender las complejidades de la situación de estas personas que merecen la misma dignidad que el resto de nosotros. Un paso principal para proteger a las trabajadoras sexuales es el acceso a la justicia. Deben tener un medio para resolver disputas con sus clientes, propietarios y otros. Esto significa que necesitan ser capaces de presentar acusaciones de agresión sexual, violencia y los abusos financieros a los que son sometidas sin temor a ser discriminadas o arrestadas. También es importante asegurar que la educación legal sea accesible para las trabajadoras sexuales. Esto debe venir en forma de programas de educación y capacitación para abordar la desinformación de la prostitución y permitirles a las trabajadoras sexuales realizar sus trabajos sin temor a ser estigmatizadas por la ley o el público en general. Adicionalmente, los gobiernos deben aumentar el acceso a la atención médica, el alojamiento y los servicios sociales apropiados para responder a las trabajadoras sexuales de una forma que considere su especial necesidad. Esto significaría una cobertura de salud más amplia, un abordaje ético hacia la privacidad y una protección de los derechos en el trabajo. Todos estos programas deben incorporar medidas para prevenir la explotación y la violencia. Las trabajadoras sexuales deben contar con el apoyo de organismos no gubernamentales que promueven la igualdad y aseguren que los derechos de estas personas no sean violados. Los gobiernos deben designar fondos para estos programas y para la implementación de campañas de sensibilización a la opinión pública acerca de la legalización de la prostitución para ayudar a combatir la discriminación laboral en este campo. Debemos tener una cantidad significativa de trabajos disponibles para aquellos interesados en alternar su vida de trabajo sexual. Esto significa desarrollar programas educativos, formación laboral y programas de trabajo a tiempo parcial para aquellos que se ven obligados a involucrarse en trabajo sexual. Estos programas deben estar diseñados para ofrecer trabajo de calidad que esté mejor remunerado, para asegurar la igualdad en el lugar de trabajo y eliminar el estigma asociado con el trabajo sexual. Es hora de cambiar la opinión pública acerca de los trabajadores sexuales y eliminar la discriminación. Esto incluye el reconocimiento de la contribución de las trabajadoras sexuales al bienestar de sus comunidades e invitar a los líderes políticos, empresarios y activistas a que trabajen juntos para lograr una paridad de trato. Animemos a la gente a cambiar su imagen acerca de los trabajadores sexuales y a refutar los estereotipos sobre sus vidas, cambiemos esta narrativa para proteger y promover el buen trato y la igualdad de estas trabajadoras. Reconozcamos que las desigualdades existentes son el resultado de los profundos prejuicios arraigados en la cultura y las normas sociales profundamente enraizados en la sociedad. Esto significa desafiar la discriminación y los estereotipos negativos sobre los trabajadores sexuales, combatiendo el estigma, exigiendo el respeto de los derechos humanos de las personas involucradas en el trabajo sexual y elevando así la dignidad de estas mujeres y hombres de clases populares. Aceptemos que el trabajo sexual es una forma legítima de trabajo que debe ser entendida por todos y darle a las trabajadoras sexuales la misma dignidad que cualquier otra persona. Esto significa que los funcionarios policiales deben entender y respetar el trabajo sexual, sin infringir los derechos humanos de los trabajadores sexuales. Dignificar el trabajo sexual también requerirá el apoyo de líderes religiosos, organizaciones de mujeres y culturas queer. Esto incluye una celebración pública del trabajo sexual, apoyar los programas de educación, los programas de bienestar y prevención del maltrato , un mejor acceso a la atención médica, leyes laborales para combatir la explotación y la eliminación de prejuicios e ideas preconcebidas acerca del trabajo sexual y de los trabajadores sexuales. Finalmente, una sociedad justa debe garantizar que los trabajadores sexuales tengan los mismos derechos que el resto de la comunidad. Esto significa alentarles a obtener un seguro médico, seguridad social y un reconocimiento de sus derechos laborales, que les permita acceder al mismo estándar de dignidad que el resto de la comunidad. Podemos lograr esto dando apoyo financiero, educativo y médico a los trabajadores sexuales, enfrentando directamente la discriminación y los prejuicios, y defendiendo los derechos de la clase trabajadora.
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